Siempre que nos enfrentamos por primera vez a la preparación de un curso en línea surgen miedos, dudas, incertidumbres… Es algo lógico cuando trabajamos en un contexto que, en muchos casos, resulta novedoso.
Cuando diseñamos un curso, nuestro deseo es que los estudiantes alcancen los objetivos de aprendizaje marcados. De la misma manera también deseamos que su experiencia en el curso sea lo más satisfactoria posible. Obviamente, son muchos los factores que afectan a la experiencia de aprendizaje y su desarrollo. Hay factores que no podemos controlar, pero existen otros relacionados con nuestras decisiones pedagógicas y organizativas que tendrán gran influencia sobre el rendimiento de los estudiantes.
¿Qué decisiones son fundamentales?
Moore (1989) ya propuso tres tipos de interacción dentro de la enseñanza en línea: alumno-contenidos, alumno-alumno y alumno-profesor.
Interacción alumno-contenidos
Con respecto a los contenidos se ha venido demostrando que es uno de los aspectos más valorados por los estudiantes a la hora de valorar la calidad y la satisfacción de un curso (Palmer y Holt, 2009; Sebastianelli, Swift y Tamimi, 2015). Otro aspecto clave muy relacionado con los aspectos anteriores es el Rigor del curso. Lo podemos definir como el reto cognitivo y la dificultad que plantean las actividades y contenidos presentados en el curso.
Una pregunta que surge es ¿cómo debo presentar la información a los estudiantes? Los hay que opinan que deben ser materiales muy dinámicos, muy interactivos, mientras que otros consideran que deben ser materiales más clásicos (p. e. pdf). En lo que hay unanimidad es en recomendar utilizar una estructura de presentación similar en todos los temas de la asignatura y entre las propias asignaturas. Utilizar siempre las mismas estructuras facilita que el estudiante se centre en las tareas y contenidos, en vez de centrar sus esfuerzos en adaptarse continuamente a nuevas estructuras.
Interacción alumno-alumno
Uno de los principales problemas de la enseñanza en línea es «la soledad del estudiante online». Entonces la interacción alumno-alumno va a jugar un papel fundamental en la experiencia de aprendizaje en línea. Un error común a la hora de fomentar la interacción es la de crear un foro buscando que el debate surja de manera casi espontánea. Aquí es muy importante distinguir entre dos tipos de interacción. Por un lado las interacciones que tienen una alta intencionalidad cooperativa (interacciones diseñadas). Por otro lado las que dan oportunidad de interactuar pero su objetivo instruccional no es la colaboración (interacciones contextuales). Kurucay e Inan (2017) indican que es muy importante fomentar la colaboración en los contextos en línea. Pero los estudiantes deben tener unas pautas muy claras sobre cómo debe ser esa colaboración y unas instrucciones claras sobre cómo utilizar las herramientas colaborativas.
Interacción alumno-profesor
Otro elemento fundamental es la interacción que se pueda dar entre el estudiante y el profesor. La forma más sencilla de interacción es la de corrección/revisión de las tareas, si bien se recomienda que el profesorado establezca unas normas claras en lo que respecta a los tiempos de respuesta relacionados con las calificaciones, dudas, foros… Pero actualmente el estudiante y el profesor se relacionan también en otros medios como son videoconferencias, foros de debate, chat, redes sociales… En este sentido se ha venido demostrando que una mayor presencia del instructor favorece el éxito académico del estudiante y su satisfacción con el curso.
Referencias bibliográficas
Moore, M. G. (1989). Editorial: Three types of interaction. The American Journal of Distance Education, 3(2), 1-6. doi:10.1080/08923648909526659
Palmer, S., & Holt, D. (2009). Examining student satisfaction with wholly online learning. Journal of Computer Assisted Learning, 25(2), 101-113. doi:10.1111/j.1365-2729.2008.00294.x
Sebastianelli, R., Swift, C., & Tamimi, N. (2015). Factors affecting perceived learning, satisfaction, and quality in the online MBA: A Structural Equation Modeling. Journal of Education for Business, 90(6), 296-305. doi:10.1080/08832323.2015.1038979