El Espacio Sudoeste Europeo (SUDOE) alberga extensas áreas de cultivos de oleaginosas polinizadas por insectos. Sin embargo, el servicio ecosistémico de polinización se ha reducido severamente en la última década debido a la destrucción de hábitats y el colapso de las colonias de abejas: la restauración de estos hábitats y poblaciones constituye un reto común a nivel regional.
Este proyecto del programa Europeo INTERREG-SUDOE, denominado Protección de Polinizadores y Servicios Ecosistémicos en la Región SUDOE: el Papel de las Infraestructuras Verdes en la Sostenibilidad de los cultivos Oleaginosos (Poll-Ole-GI), desarrolla y promueve infrastructura verde (GI por sus siglas en inglés) especializada para cultivos de oleaginosas, con el objetivo de restaurar la provision de servicios en los agroecosistemas y proveer refugio y recursos para los polinizadores.
Este planteamiento innovador y multifuncional aumentará la biodiversidad de plantas y polinizadores, incrementará la productividad de los cultivos, reducirá el riesgo ecotoxicológico para polinizadores incluidas las abejas melíferas, y reducirá la dispersión de nutrientes y contaminantes agroquímicos. Poll-Ole-GI crea una línea base de datos e indicadores, un modelo de riesgo, modelos cartográficos, y diseña y aplica comunidades florales especializadas y enmiendas de suelo (ver sección sobre actividades específicas del proyecto).
Poll-Ole-GI guía la integración de este tipo de infraestructura verde en la política, para lo que cuenta desde su inicio con el apoyo de gobiernos regionales y agencias agrarias. Integrando prácticas agrícolas, uso del suelo, políticas y gobernanza, el proyecto orienta las políticas hacia resultados productivos y sostenibles. Todo con un significativo valor añadido para Europa, al proveer una evaluación integrada y coherente de las opciones de manejo para mejorar la biodiversidad, los servicios de los ecosistemas y la estabilidad de la producción de alimentos en forma de análisis, modelos, y herramientas de ordenación territorial.

Los polinizadores ayudan a la producción de más del 80% de las plantas en el mundo, entre las que se incluye una amplia variedad de importantes cultivos para la alimentación de los seres humanos y del mundo animal.
La polinización es frecuentemente necesaria, o sirve de ayuda para la producción satisfactoria de un fruto de calidad – esto supone que la polinización es crucial para la productividad de muchos cultivos agrícolas.
Poll-Ole-GI tiene como objeto la polinización asociada a los más importantes cultivos de oleaginosas (semillas de oleaginosas) en el espacio del Sudoeste Europeo: el girasol (Helianthus annuus) y la colza (Brassica napus).
Se trata de cultivos industriales intensivos que florecen de forma masiva entre abril y junio en el caso de la colza, y entre julio y septiembre en el caso del girasol. Durante estos periodos, son medios importantes para las abejas domesticadas, y también para los polinizadores salvajes.
Aunque la polinización animal no es estrictamente necesaria para ninguna de estas plantas, la producción de semillas puede disminuir bastante ante la ausencia de polinizadores, y hay que añadir que la calidad también aumenta con la polinización de los insectos.
Los Servicios del Ecosistema es el término empleado para describir los beneficios proporcionados a la sociedad por los sistemas naturales. Estos servicios son beneficiosos e incluso indispensables para la sociedad puesto que contribuyen a la economía del ser humano y al bienestar de los individuos. Aunque los servicios del ecosistema son cruciales para la vida, a menudo pasan desapercibidos o no se tienen en cuenta. Sin embargo, se les está otorgando cada vez más reconocimiento en la política europea, como indicadores de la calidad en la interacción de la sociedad con la naturaleza.
La polinización es un servicio del ecosistema que se encuentra bajo la importante amenaza de la destrucción del hábitat y de los pesticidas, entre otros factores, lo que contribuye a fenómenos como el problema de colapso de colonias, que ha pasado una importante factura a las abejas. El Poll-Ole-GI promueve mediante la infraestructura verde rural, los servicios del ecosistema que mejoran la polinización y la protección del medioambiente.
Los cultivos de oleaginosas gozan de gran importancia en el espacio SUDOE europeo. Estos cultivos, que comprenden sobre todo el girasol y la colza, están destinados al uso industrial y alimentario. Europa produce 6,5 millones de hectáreas de colza (siendo líder mundial), seguido de 4,1 hectáreas de campos de girasol. La independencia energética y el desarrollo de una bioeconomía contribuyen a una adecuada política agraria tanto en términos de productividad como de protección del medioambiente.
La producción de biodiesel en Europa depende de las producciones de colza y girasol, que unidas comprenden el 68% del biodiesel en Europa, y Francia y España están en el segundo y quinto puesto respectivamente en la lista de los principales productores de biodiesel en Europa. Por supuesto, el girasol es también una fuente muy importante de aceites comestibles.
El girasol y la colza son también los cultivos dependientes de la polinización de los insectos que tienen mayor extensión en Europa. Estos cultivos de oleaginosas, que a menudo se rotan con otras cosechas, pueden ser sistemas de cultivo intensivos que requieren grandes cantidades de fertilizantes, pesticidas y agua. Se puede reducir su impacto en el medioambiente mediante la implantación de zonas barrera de pradera semi-naturales que filtran, degradan o inmovilizan los contaminantes del medioambiente.
La restauración de los servicios del ecosistema requiere la creación de Infraestructura Verde (GI) y su extensión a ecosistemas agrícolas (COM / 2015/0478). Aunque se han optimizado algunas formas de GI para servicios de ecosistemas específicos (control de inundaciones, erosión, etc.), hasta el momento esta no ha sido bien definida ni ha sido exigida para zonas agrarias. La solución a este problema depende claramente del apoyo político y financiero, de la ausencia de prácticas agrarias y de gestión orientadas a la restauración, además de factores sociales como los conflictos de interés.
Los estudios han demostrado que al promover las poblaciones de polinizadores salvajes mediante la conservación del espacio natural, la plantación de setos de flores y similares, pone al mismo nivel la protección de los polinizadores y la provisión de servicios del ecosistema. Se ha demostrado que la cantidad y la calidad de los cultivos mejoran con la implantación de estas medidas. Por tanto, una forma eficaz y operativa de mitigar la reducción de los polinizadores, además de otros impactos medioambientales causados por los sistemas de cultivos de oleaginosas, debe ser la implementación de soluciones naturales, en particular una infraestructura verde orientada a estos sistemas que garantice sus sostenibilidad y ayude a proporcionar múltiples servicios del ecosistema, pero poniendo especial énfasis en la mejora de la polinización, la conservación de la biodiversidad, la protección del suelo y la reducción de la dispersión de contaminantes y de los efectos tóxicos en las especies que se encuentran fuera del objetivo.
La Agricultura y la Política Agraria Común Europea (PAC) son claves para la protección de la biodiversidad, sin embargo, hasta el momento el desarrollo de esta relación ha sido insuficiente y requiere la adopción de medidas a una escala espacial superior (COM / 2015/0478). Las recientes tendencias en la política europea CAP que ayudan al desarrollo rural (los beneficios para las zonas verdes y ecológicas incluye setos vivos, márgenes de cultivos y similares), trasladadas al nivel nacional y regional, promueven soluciones de ingeniería ecológica que cubren aspectos como la protección medioambiental, la salud y la biodiversidad. Es necesario aprovechar las políticas regionales para este fin por su enorme contribución al desarrollo rural y a los sistemas de pago. Hasta el momento, la restauración con setos y franjas de vegetación ha sido esporádica. Sin embargo, en 2014 se introdujeron nuevas políticas destinadas a promover dichas prácticas de forma genérica, que deben ser justificadas y fomentadas correctamente en el sistema de cultivos de oleaginosas en el espacio SUDOE.
La correcta gestión del suelo agrícola es crucial para la longevidad de su productividad. En muchos aspectos, la calidad del suelo puede ser medida por su contenido en materia orgánica, que es su indicador clave. La reposición del contenido de materia orgánica es clave para la protección del suelo contra la erosión e incluso la desertificación, amenazas muy reales y relevantes en esta era de agricultura intensiva.
Es un hecho que la “explotación” de suelo fértil con altos contenidos en materia orgánica, con una intensa gestión que produce la reducción de dicha materia, ha sido una importante fuente de emisiones de CO2 a la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global. El suelo agrícola puede protegerse con infraestructura que consiga aumentar sus contenidos en materia orgánica, además de mejorar la capacidad de dicho suelo para la filtración y la degradación de agroquímicos y para crear zonas de abejas salvajes que aniden en el suelo.